No sabemos el lugar. Tal una llamada telefónica?, una puteada de escritorio?, un mensajecito de Aníbal Fernández? No sabemos....
Cristina Fernández Wilhem de Kirchner, no estaba de buen humor. Leyó el ineluctable "clarín" y no sea aguantó mas. Pensó: "es amigo de Néstor, un aliado". "me importa un carajo que sea un aliado: me tiró el paro de los médicos a mi, ya le dije que solucione el quilombo de Santiago cuando vinieron a Buenos Aires" "ahora el paro medico es nacional". Y decide: 1º.-Gerardo "arregla el lió que tenés con los médicos de tu provincia, a mas tardar el miércoles. Caso contrario envío a Manzur para que lo haga. No me tires el quilombo a mí. Te doy plazo hasta el miércoles. De no ser así Manzur viaja a Santiago e impone al nuevo ministro de salud en tu provincia". "a vos te aprecia mi marido, pero la presidenta soy yo, te queda claro?"
Y Gerardo se preocupó en serio. El inmodesto tonito a señora bienuda de Cristina no sonó con la melaza habitual. Dicho de otro modo estaba caliente. Ya le habían dicho, y lo sabe: a los k no les gusta que les tiren los quilombos provinciales en la rosada. Esta puteada es prueba de ello.
Esa mañana, el helicóptero sobrevoló la ciudad, Gerardo se imagina, que, como en avatar, sobrevuela montado en un águila celeste, la inmensidad inferior a sus pies. Pero abajo esa inmensidad, es una inmensidad de nada. Nadie, salvo los rostros serviles y melosos de lacayos rentados y la futilidad del clan Niccolai: no hay pueblo.
Desciende y avanza y exhibe su mejor sonrisa, pero no es una sonrisa de agrado. Es la mascarada superflua del miedo. Pisa una tierra peligrosa, una comarca donde no es querido.
Inaugura una planta de osmosis para una ciudad, que, con planta o sin ella, seguirá sin agua potable, como ha seguido desde hace más de 4 años de su gestión. Inaugura una escuela hecha con fondos nacionales y planeada por gobiernos anteriores. Se sabe odiado.
La indiferencia añatuyense lo exaspera y se saca. Ante la breve concurrencia: maestros obligadas a concurrir con su función, alumnos también obligados al acto institucional. Percibe la frialdad. Ya le han informado que el 95% de los micros volvieron con nadie. La ciudad de 30 mil habitantes le ha dado la espalda.
Sus 300 efectivos de la guardia de infantería y gendarmería bostezan aburridos a la vera de los colectivos, "un viaje al pedo" se dicen. El disturbio esperado para la victimización oficial de Zamora y su vice ha fallado estrepitosamente. El sebo puesto en la entrada de la trampera no dio resultado.
Queda una sola jugada: la farsa institucional, la triquiñuela del viejo carcamal que se posaba irónico soslayando y minimizando la fuerza adversaria, y gerardo erróneamente lo copia y apela a los consejos pastosos de los gusanos que lo asesoran y corre presuroso al hospital, y posa, y pregunta, a "ocasionales" punteros de contrato locativo (empleados de el) ¿todo esta bien, no falta nada?; y el empleado le dice (¿que otra cosa puede?) si. sr. gobernador "esta todo bien"). Y ya está. Y se fuga en su ave imaginaria hacia la nada.
Antes, molesto por la frialdad de la poca concurrencia, exhibiendo cifras patéticas, intentando torcer el malhumor de los añatuyenses, disparó contra los maestros, los médicos, y dijo que seguirá "haciendo". ¿Haciendo que? se preguntan los que lo vieron, en los medios.
la indignación ciudadana ganó las calles y plazas. En todos lados decíanse, "de donde sacaron que todo esta bien, si a la fulana la conocemos puntera del radicalismo".
Y se marcha, molesto, ordenando la cobertura periodística amañada de su show. Y justo ahí le llega una noticia inesperada: diez minutos antes de lo alocado burlesque, habían recibido la renuncia del único y ultimo anestesista del hospital "en donde todo anda bien".
El dr. Mario Bravo presentó su renuncia. El ultimo touch al servicio de cirugía, por que suponemos que Gerardo sabe: sin anestesista no hay cirugía.
Aún cuando digan que "en el hospital de Añatuya esta todo bien", con misma ironía, Maria Antonieta al pueblo hambriento de Francia les dijo" si no hay pan que coman tortas". Ella también solía farsarse y divertirse placida en los jardines de Versalles.
También el viejo Juárez se ironizaba de sus adversarios: ya sabemos como terminó la historia y como terminaron los farsantes.
Cristina Fernández Wilhem de Kirchner, no estaba de buen humor. Leyó el ineluctable "clarín" y no sea aguantó mas. Pensó: "es amigo de Néstor, un aliado". "me importa un carajo que sea un aliado: me tiró el paro de los médicos a mi, ya le dije que solucione el quilombo de Santiago cuando vinieron a Buenos Aires" "ahora el paro medico es nacional". Y decide: 1º.-Gerardo "arregla el lió que tenés con los médicos de tu provincia, a mas tardar el miércoles. Caso contrario envío a Manzur para que lo haga. No me tires el quilombo a mí. Te doy plazo hasta el miércoles. De no ser así Manzur viaja a Santiago e impone al nuevo ministro de salud en tu provincia". "a vos te aprecia mi marido, pero la presidenta soy yo, te queda claro?"
Y Gerardo se preocupó en serio. El inmodesto tonito a señora bienuda de Cristina no sonó con la melaza habitual. Dicho de otro modo estaba caliente. Ya le habían dicho, y lo sabe: a los k no les gusta que les tiren los quilombos provinciales en la rosada. Esta puteada es prueba de ello.
Esa mañana, el helicóptero sobrevoló la ciudad, Gerardo se imagina, que, como en avatar, sobrevuela montado en un águila celeste, la inmensidad inferior a sus pies. Pero abajo esa inmensidad, es una inmensidad de nada. Nadie, salvo los rostros serviles y melosos de lacayos rentados y la futilidad del clan Niccolai: no hay pueblo.
Desciende y avanza y exhibe su mejor sonrisa, pero no es una sonrisa de agrado. Es la mascarada superflua del miedo. Pisa una tierra peligrosa, una comarca donde no es querido.
Inaugura una planta de osmosis para una ciudad, que, con planta o sin ella, seguirá sin agua potable, como ha seguido desde hace más de 4 años de su gestión. Inaugura una escuela hecha con fondos nacionales y planeada por gobiernos anteriores. Se sabe odiado.
La indiferencia añatuyense lo exaspera y se saca. Ante la breve concurrencia: maestros obligadas a concurrir con su función, alumnos también obligados al acto institucional. Percibe la frialdad. Ya le han informado que el 95% de los micros volvieron con nadie. La ciudad de 30 mil habitantes le ha dado la espalda.
Sus 300 efectivos de la guardia de infantería y gendarmería bostezan aburridos a la vera de los colectivos, "un viaje al pedo" se dicen. El disturbio esperado para la victimización oficial de Zamora y su vice ha fallado estrepitosamente. El sebo puesto en la entrada de la trampera no dio resultado.
Queda una sola jugada: la farsa institucional, la triquiñuela del viejo carcamal que se posaba irónico soslayando y minimizando la fuerza adversaria, y gerardo erróneamente lo copia y apela a los consejos pastosos de los gusanos que lo asesoran y corre presuroso al hospital, y posa, y pregunta, a "ocasionales" punteros de contrato locativo (empleados de el) ¿todo esta bien, no falta nada?; y el empleado le dice (¿que otra cosa puede?) si. sr. gobernador "esta todo bien"). Y ya está. Y se fuga en su ave imaginaria hacia la nada.
Antes, molesto por la frialdad de la poca concurrencia, exhibiendo cifras patéticas, intentando torcer el malhumor de los añatuyenses, disparó contra los maestros, los médicos, y dijo que seguirá "haciendo". ¿Haciendo que? se preguntan los que lo vieron, en los medios.
la indignación ciudadana ganó las calles y plazas. En todos lados decíanse, "de donde sacaron que todo esta bien, si a la fulana la conocemos puntera del radicalismo".
Y se marcha, molesto, ordenando la cobertura periodística amañada de su show. Y justo ahí le llega una noticia inesperada: diez minutos antes de lo alocado burlesque, habían recibido la renuncia del único y ultimo anestesista del hospital "en donde todo anda bien".
El dr. Mario Bravo presentó su renuncia. El ultimo touch al servicio de cirugía, por que suponemos que Gerardo sabe: sin anestesista no hay cirugía.
Aún cuando digan que "en el hospital de Añatuya esta todo bien", con misma ironía, Maria Antonieta al pueblo hambriento de Francia les dijo" si no hay pan que coman tortas". Ella también solía farsarse y divertirse placida en los jardines de Versalles.
También el viejo Juárez se ironizaba de sus adversarios: ya sabemos como terminó la historia y como terminaron los farsantes.
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